Slow fashion: una carrera de fondo hacia la sostenibilidad textil
El «Slow fashion» persigue el objetivo de elaborar ropa empleando procesos de fabricación sostenibles y prácticas de trabajo éticas que apuesten por la industria de proximidad. Las grandes empresas de moda aceptan el reto de plantear este cambio, mientras voraces competidores que venden online siguen apostando por el modelo de consumo rápido.
A principios de junio uno de los principales gigantes mundiales del comercio de moda textil online de bajo coste iniciaba una ardua campaña de márquetin abriendo una tienda efímera en el centro de Madrid. Las promociones en TikTok corrían como la pólvora; ofertas irresistibles para el público general y un evento inaplazable para los creadores de contenido e influencers.
El resultado fue el esperado. Colas quilométricas desde primera hora de la mañana para acceder al establecimiento efímero y hacerse con prendas bonitas y asequibles. Como recoge el artículo de El País, este tipo de negocios hacen que la disponibilidad de nuevos productos semanales, junto con el precio «low cost» sea la combinación ganadora. El fenómeno «fast fashion» sigue imparable, pero ¿somos conscientes de su impacto?
Un éxito con fecha de caducidad para el planeta
Este modus operandi de sacar al mercado ropa nueva cada semana, fomenta prácticas de producción que no son sostenibles y contribuyen a un mayor deterioro del planeta. Por norma general, son prendas fabricadas con materiales de baja calidad y con una vida útil muy corta. La velocidad de manufactura es de vértigo para cubrir la demanda, traduciéndose en procesos de fabricación que no pueden garantizar prácticas sostenibles.
Este fenómeno también va ligado condiciones de trabajo poco éticas que tienen lugar en países subdesarrollados o que tienen una legislación laboral laxa. Los trabajadores llegan a trabajar 6 días a la semana en jornadas 12h para cubrir la demanda.
En 2014 conocíamos una noticia que se viralizó sobre una consumidora que encontró un mensaje de auxilio en una etiqueta denunciando la explotación laboral. O hechos más recientes como la muerte de 25 trabajadoras de una fábrica textil clandestina que trabajaban bajo condiciones laborales precarias e insalubres.
El diseño y la moda no está reñido con la sostenibilidad
El «Slow fashion» rehúye de esta práctica de manera drástica, apostando por la producción de proximidad, en empresas que velen por el bienestar de los trabajadores, creando empleos de calidad y riqueza en la zona. Un modelo que además rebaja la velocidad de producción apostando por la fabricación de materiales de calidad bajo prácticas sostenibles.
“Es hora de frenar y considerar el verdadero coste de escoger cantidad sobre la calidad” – Kate Fletcher
Este término fue acuñado en 2007 por Kate Fletcher, profesora de diseño, moda y sostenibilidad del Centre for sustainable fashion de Londres y Mathilda Tham, profesora de la universidad Linnaeus en Suecia. Ambas escribieron el libro Earth Logic; un manual de buenas prácticas medioambientales y sociales para desarrollar dentro de la industria textil y de la moda. El objetivo es producir de tejidos sostenibles y duraderos que alarguen la vida de la prenda, fomentando la economía circular y el reciclaje de prendas textiles. Esta filosofía vela por la reducción de la huella de carbono generando una menor cantidad de residuos, y tratar de alcanzar el «Zero waste», es decir producir sin desperdicio, optimizando al máximo todos los recursos que intervienen en cada paso del proceso.
Siendo conscientes de que el cambio climático es un hecho, todos los sectores económicos se apresuran por adoptar los objetivos de desarrollo sostenible que marca la Agenda 2030. Según datos de la ONU, la industria de la moda y el calzado, produce anualmente en términos globales más del 8% de los gases de efecto invernadero y el 20% de las aguas residuales.
La coyuntura económica actual es otro de los factores. El aumento de los precios de las materias primas, los insumos y la inflación contribuyen a que las empresas productoras de tejidos se alíen con la tecnología para buscar el equilibrio ente una producción rentable y sostenible. Una transición que, además de hacerse necesaria por el futuro del planeta, consigue resultados de gran impacto a medio y corto plazo.
Las grandes marcas de ropa y calzado impulsoras del cambio
Reconocidos gigantes de la moda, cuyo modelo de ventas es híbrido en tienda física y online, ya han desplegado planes de sostenibilidad ambiental para la cadena de producción y suministro de ropa y calzado. Cuentan con laboriosas guías de prácticas sostenibles que exigen cumplir a sus proveedores, logrando alcanzar en gran parte la trazabilidad total de la elaboración de la prenda, desde la producción de la primera fibra, hasta su llegada al consumidor.
Estas multinacionales, apuestan por el desarrollo de tejidos sostenibles a partir de materiales reciclados y prestan atención en detalle a la monitorización de los procesos de producción que fomenten un consumo responsable de los insumos. Las prendas fabricadas bajo parámetros sostenibles son fácilmente identificables por el consumidor. Mediante etiquetas distinticas como como Join Life que emplea el grupo Inditex o Commited empleadas por Mango, garantizan que el proceso de fabricación de esa prenda ha sido llevado a cabo mediante prácticas sostenibles en un alto porcentaje.
Esta transición también debe abordarse desde la concienciación de la población. Según datos de Greenpeace conservando un par de años la ropa se reducen las emisiones de CO2 en un 24%. Esto convierte al «Slow fashion» en una carrera de fondo en paralelo entre la industria y el consumidor involucrando a todas las partes en la concienciación del planeta.
La tecnología como vehículo de cambio
Cuando como consumidores vemos la prenda expuesta en la tienda, bajo una “eco-label”, tendemos a pensar que se trata de márquetin; pero en realidad detrás de ese producto hay una serie de desarrollos tecnológicos que permiten hacerlo posible.
Las empresas tecnológicas que trabajamos en exclusiva para el sector textil desarrollamos todo tipo de herramientas para que las empresas fabricantes de tejidos puedan invertir en la producción siendo capaces de medir y certificar cada paso de la cadena de producción.
Uno de nuestros últimos desarrollos es nuestra pantalla de consumos que se instala en los controladores de las máquinas. Esto permite a las plantas textiles controlar en tiempo real la cantidad de agua, energía o vapor que consumen, contribuyendo a una continua evaluación de los procesos. La finalidad de saber gestionar este tipo de datos, es la implementación de mejoras para emplear los insumos mínimos indispensables, sin mermar la calidad del tejido final. Centralizando todos los datos obtenidos de la producción, seremos capaces de planificar la producción de forma más eficiente. Este software también nos ayudará a generar reportes y estadísticas que nos ayuden a optimizar el rendimiento y la capacidad de producción de la planta evitando mermas y reprocesos.